Hace unas semanas fui a hacer snorkel a una playa de Gran Canaria (donde vivo), llamada Ojos de Garza y terminé recibiendo una clase de reciclaje creativo pero ¡a lo grande!.
La playa se sitúa justo al lado del aeropuerto en un pequeño barrio pesquero bajo el estruendo de aviones que pasan constantemente.
Los locales de la zona no se sorprendían del sonido ni alzaban la cabeza al cielo para mirar los aviones que nos sobrevolaban a escasa distancia, acostumbrados ya, pero uno no podía dejar de mirar para arriba y asombrarse al verlos volar tan cerca, y la sensación que daba haciendo snorkel ya ni te cuento.
Mi doble sorpresa me la llevé, cuando diviso todo un muro de autoconstrucción adornado con obras de arte de reciclaje creativo y con mensajes al estilo Idea Tu Mismo que llegaban hasta una entrada.
Tenía que entrar, no podía quedarme allí afuera…
Conocí a su autor, Antonio Peña, más conocido como “Peñita”, quién a sus 73 años está hecho todo un ecomanitas y ha realizado todo un complejo de viviendas, espacios abiertos y obras artísticas diseñadas bajo su propio estilo creativo y basado en la reutilización de materiales.
Ahí estamos sentados sobre lo que me comentó que era su obra más significativa, la fuente, que por desgracia, a causa del viento, ahora le faltaba la escultura que iba sobre ella.
Me hizo un recorrido por todo el complejo, y lo que en principio parecía un patio donde “Peñita” exhibía sus obras, resultó convertirse en todo un entramado de casas peculiares y patios frondosos.
Más que un complejo residencial parecía un museo del reciclaje creativo. Esculturas, cuadros, pequeñas edificaciones, revestimientos de suelo y paredes, todo reutilizando materiales.
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Estas son algunas de sus expresiones artísticas, como bien les llamaba él. Pero además el lugar contaba con puntos más altos donde observar las vistas, zonas de reunión y hasta con su propio coche particular.
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Un lugar lleno de creatividad y personalidad, donde cualquier ecomanitas pasaría un rato agradable, deleitándose con todas las obras que hay para ver y escuchando las interesantes historias de “Peñita”.
Con un botellín de cerveza en mano y un ambiente muy amigable y distendido, me explicaba una por una sus obras y me preguntaba continuamente que es lo que yo veía en ellas.
Es indescriptible la sensación de libertad que te transmite el lugar y la admiración que me produce su autor.
No solo pasé un día genial de snorkel y aviones, sino que previo a eso además disfruté de una sesión de reciclaje creativo improvisada al más puro estilo de cualquier museo de diseño, y además gratis 😉
Con el mismo mensaje que me encontré al salir del lugar te dejo a ti también, y espero que con el mismo sabor de boca también.
Y aunque no sea lo mismo que estar allí, te dejo un pequeño vídeo del rato que estuve y de algunas de las cosas que pude ver.