Hace mucho tiempo se pensaba que a comienzos del siglo XXI, ya habría robots con un cerebro parecido al humano, pero lo cierto es que a día de hoy los expertos logran crear con mucho esfuerzo y medios máquinas que imiten simplemente el sistema nervioso de los insectos. Investigadores e ingenieros en robótica se inspiran en la naturaleza para desarrollar autómatas cada vez más ágiles y robustos mientras que neurobiólogos especializados en insectos emplean sus conocimientos en éstos para emular la conducta de estas criaturas.
Este tipo de inventos se lo debemos a la Biomímesis, también conocida como biomimética o biomimetismo, que es la ciencia encargada de estudiar a la naturaleza como fuente de inspiración de nuevas tecnologías innovadoras, es decir, aplicar a problemas humanos, soluciones procedentes de la naturaleza. Lo vemos por ejemplo en el diseño de los aviones que copian la aerodinámica de las aves, en bañadores impermeables que imitan la piel de los tiburones, o en edificios que termoregulan su temperatura de igual manera que lo hace un termitero. Pero de lo que vengo a hablaros hoy, va más allá de inspirarse en la naturaleza, se trata de copiar tal cual a ésta y crear máquinas capaces de imitar las funciones de ciertos seres vivos.
ABEJAS ROBÓTICAS
Abeja robótica: micro.seas.harvard.edu
Estas abejas están fabricadas a tamaño real en titanio y plástico. Y sus desarrolladores informan de que son capaces de imitar el comportamiento de las abejas reales, capaces de realizar la polinización de flores o actuar como una colmena de verdad y no como organismos aislados gestionados por control remoto.
Sabemos que los sistemas modernos de agricultura industrial han afectado a la biodiversidad de manera negativa y en particular han puesto en peligro de extinción a la abeja como consecuencia del uso de químicos, pesticidas, herbicidas y el ácaro Varroa. Y si estos insectos desaparecen de la faz de la tierra según palabras textuales de Albert Einstein, “Al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”. Y para nada es puro alarmismo, ya que la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) dice que hay 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo, y 71 de ellos se polinizan con las abejas.
Aquí entra nuestro “amigo” Montsanto que junto a un equipo de científicos de la Universidad de Harvard y Northeastern University están trabajando en estas abejas robot que a día de hoy no tengo claro que trabajen por el bien de la naturaleza sino por los propios intereses de la corporación, como puede ser polinizar sus propios campos de maíz transgénico, porque recordemos que España y Rumanía son los únicos países de la Unión Europea donde está permitido cultivar sus alimentos transgénicos.
HORMIGAS ROBÓTICAS
Hormigas robóticas Festo
Festo es la compañía de ingeniería alemana que han desarrollado hormigas robot a través de la impresión 3D y cerámica piezoeléctrica. Miden más que una hormiga real, aproximadamente un palmo y aunque su estética es por marketing no se diferencian mucho de los animales en los que se inspiran. Pueden mover objetos, y si este es demasiado grande, cooperan entre ellas para poder transportarlo, comunicándose mediante conexión inalámbrica. Cuentan con una cámara estereoscópica con la que examinar los objetos de su entorno y un sensor óptico. Ya se barajan múltiples usos para la hormiga robot como la realización de tareas sencillas en fábricas e instalaciones industriales o deshacerse de materiales de desecho.
Abejas y hormigas no son los únicos insectos en servir de fuente de inspiración para la ingeniería robótica, muchas otras criaturas como el insecto palo han sido estudiadas debido a la escasa evolución y simpleza de su sistema nervioso, la mosca de la fruta por la facilidad de identificar los genes que operan en cada una de sus funciones vitales o la cucaracha que posee un cerebro 50 veces mayor al de la mosca, lo que permite a los investigadores actuar directamente sobre su materia gris. En cuanto a animales, un proyecto llamado Pleurobot y desarrollado por un equipo de investigadores de la EPFL (Escuela Politécnica Federal de Lausanne) de Suiza ya investiga con la salamandra mecánica, un robot que está causando gran expectación por sus grandes implicaciones en el estudio de la parálisis humana y por estar a la cabeza del desarrollo de robots anfibios. Festo por su parte, la hormiga no es el primer animal robótico que crean, ya han inventado el pingüino aéreo, el canguro y la mariposa biónicos.
ROBOTS SEMIHUMANOS
Robot Semihumano FURo
Aún están muy lejos de ser indistinguibles de una persona real pero nos sorprendería saber la cantidad de funciones y trabajos que pueden desarrollar actualmente los robots semihumanos. Se dice que en las ciudades del futuro, los robots formarán parte de nuestra vida y los encontraremos por la ciudad ayudándonos si nos perdemos, como guía de museos o recepcionistas en hoteles y hospitales.
En Seúl, Corea del Sur, el robot semihumano FURo lleva tres años aconsejando a los compradores en un centro comercial. Tiene sensores mediante los que detecta a las personas y evade obstáculos. Incorpora una pantalla táctil para que los clientes puedan hacer los pedidos a través de esta y pagar con tarjeta de crédito. Además es capaz de expresar emociones y te toma el pedido con una sonrisa.
PLANTAS ROBÓTICAS
Foto Planta Robótica PLANTOID
Aunque suene a ciencia-ficción, es real. Resulta que para producir robots autosuficientes y adaptables, los científicos se han inspirado en las plantas y sus procesos naturales de crecimiento y adapatabilidad.
Bajo esta idea, la científica Barbara Mazzolai ha presentado el proyecto PLANTOID en la Conferencia Internacional sobre Sistemas de Bioquímica y Hybrid, para construir una máquina que permita el crecimiento de las raíces, como en las plantas. El reto es crear una “planta” que puede crecer con la adición de materia y que se mantenga fuerte, mediante un sistema de raíces artificiales que serían responsables de la obtención de la energía de la tierra, por lo que son totalmente independientes de otras fuentes de energía.
Los usos de estas plantas son casi infinitos, desde diseñar sistemas autónomos que puedan buscar recursos como agua o minerales, máquinas detectoras de agentes contaminantes o fabricación de endoscopios que se muevan con facilidad dentro del cuerpo humano.
El único handicap que le veo a todo este tipo de investigaciones y avances es el uso que se le pueda dar. Si va a ir en favor de satisfacer la necesidades y resolver problemas humanos, si van a estar al servicio de la naturaleza, si van a ser una mera distracción tecnológica para vender unidades o si incluso pueden ser un medio más de control y vigilancia de masas. Si los drones están generando tanta controversia en cuanto a legalidad se refiere, un robot idéntico a un insecto que pueda grabarnos sin darnos cuenta de ello e incluso sacarnos sangre como puede hacer el nano-mosquito es algo que me quita el sueño, sobre todo si oigo un zumbido.
Imagen destacada: Festo
ACTUALIZADO 07/07/2022
Hace unos años tuve la suerte de participar el Blueweekend, el hackathon del sector marino donde mediandte la robótica se proponían soluciones para los problmeas medioambientales de éste. Te dejo el vídeo de mi paso por el evento.
Muy buen artículo!. No sabemos nada de lo que se está inventando ni a lo que se está dando uso… y lo peor es que aún sabiéndolo.. miedo nos tendría que dar el fin para el que pueden estar destinados…
La ingieneria en biorobotica avanza silenciosamente en laboratorios cientificos,por otro lado los medicos dejan abandonados a los humanos de escasos recursos.Con el desarrollo de inteligencia artificial se puede lograr dar una oportunidad a los necesitados.
Gracias por tu comentario Armando. La cuestión es que usemos esa tecnología con un buen fin, y no para ganar dinero que es en lo que se enfoca siempre cualquier avance.
[…] transgénicos, la hormona de crecimiento bovino, las semillas Terminator y más recientemente las abejas robóticas. ¡Vamos! que tiene un curriculum bonito […]